31 de octubre de 2014

[Liberia-África] Lo realmente catastrófico y terrorífico no es el ébola sino el capitalismo



El ébola, la pandemia que actualmente azota África Occidental (Liberia, Sierra Leona, Guinea-Conakry, Nigeria...), cuyo epicentro es Liberia y que brotó en marzo del presente año, según la Organización Mundial de la Salud-OMS ya va dejando como secuela cerca de 5000 personas muertas y 10000 personas contagiadas hasta el momento (octubre del 2014, incluidos algunos casos aislados en EE. UU., España, Bolivia, entre otros).[1] Durante el mes de agosto, también hubo algunas protestas, enfrentamientos con la policía e incluso saqueos a propósito de esta peste en dicho país africano. En octubre nuevamente se registraron protestas aunque menos "violentas". Nosotros interpretamos esta “crisis sanitaria” –así la nombran en los alarmistas medios de desinformación- como una parte y un síntoma de la catástrofe capitalista generalizada mundial, y estas protestas como luchas proletarias en defensa de la vida y por tanto contra la lógica misma de este sistema de muerte, así no se asuman o reivindiquen como tales.

En la sociedad capitalista no existen las “catástrofes naturales”, en realidad sólo existen las catástrofes sociales, es decir aquellas que afectan, perjudican y matan a lxs que ya se llevan la peor parte de esta sociedad, a lxs que no sufren sólo un agravio particular sino un agravio universal: lxs proletarixs, de hecho, siempre son lxs más afectadxs, lxs que primero y más se mueren en incendios, terremotos, tsunamis, pestes, guerras, etc. por doquier, debido a que habitan en las peores viviendas situadas en los peores terrenos, no tienen recursos para salvarse o para sobrevivir a la catástrofe, son carne de cañón o ratas de laboratorio, etc. Y qué más catastrófico ya que una cotidianeidad de esclavitud asalariada (sea como empleadxs sea como desempleadxs e informales), de precariedad, de pobreza, de miseria, de alienación, de muerte en vida... peor aún en África, históricamente uno de los continentes más “pobres”, mejor dicho, más desiguales, violentos y devastados del planeta. Por eso mismo son lxs proletarixs lxs que protestan, lxs que luchan contra todo ese estado de cosas en defensa de su vida -literal y crudamente hablando-. En este caso concreto, lxs proletarixs en Liberia que todavía no fueron contagiados y no murieron con ébola protestaron por sus vidas y, “para colmo”, la policía y el ejército los reprimieron.

Un niño liberiano herido por las fuerzas represivas durante las protestas de agosto.

Este cuasi dantesco cuadro se explica por varias razones de fondo. Bajo el capitalismo lo que no produce valor debe morir, sobre todo en tiempos de crisis como el actual, en el cual el Capital, para reestructurar y recuperar el ciclo de su valorización, debe destruir, junto con las demás fuerzas productivas, a la principal fuerza productiva que existe: la fuerza de trabajo humana que ya no requiere o le “estorba”, o sea a lxs proletarixs desempleadxs, al proletariado excedentario o sobrante, porque éste al no trabajar y al no consumir lo suficiente, no valoriza y por tanto no le “sirve” al capital, sino que más bien puede ser “peligroso” para su orden social. ¿Cómo lo mata? Mediante guerras, mediante medidas de austeridad que matan de hambre y de depresión... y mediante estas pandemias de origen científico-militar-comercial: tal como el SIDA en los 70s y 80s (“coincidentemente” también en África) o como la gripe “porcina” hace unos años.[2] Sí: estas mortales enfermedades de laboratorio son armas biológicas terroristas y genocidas del Capital-Estado mundial contra el proletariado, más aún -como decíamos- en tiempos de crisis como el actual.[3]

En este genocidio “sanitario” que hoy acontece en África tienen responsabilidad directa y específica la agroindustria de exportación, la industria biotecnológica, la industria farmacéutica y la industria militar internacionales. La agroindustria de exportación porque ha expropiado y desplazado a miles de campesinos liberianos a territorios agrestes donde –se presume- han sido contagiados de este virus por parte de algunos animales silvestres que lo portan. La industria biotecnológica y la industria farmacéutica porque en realidad son las que producen y/o administran tanto la enfermedad –esta y otras tantas- como la cura (o al menos el paliativo) que, a través de Estados, empresas y ongs internacionales, la venderán masivamente para así lucrar u obtener ganancias. Y sobre todo la industria militar o bélica, más concretamente el Pentágono (de EE.UU.), porque un determinado sector de las industrias biotecnológica y farmacéutica le pertenecen, porque protege mediante la violencia y el terror estatales los mencionados intereses capitalistas y porque, aparte de experimentar con él y contagiarlo mortalmente, así puede reprimir o “neutralizar” al proletariado en caso de que se sacuda y se levante. Cabe agregar que la industria extractiva internacional (en especial algunas corporaciones estadounidenses, británicas y francesas) también es cómplice y beneficiaria de esta catástrofe, considerando que Liberia es el tercer exportador mundial de hierro, Sierra Leona es uno de los principales exportadores de diamantes a nivel mundial, y Guinea posee grandes reservas de bauxita, diamantes, oro y aluminio. Todo esto indica que no se trata de “la terrible fuerza de la naturaleza” que “perjudica la economía local”, sino más bien de una compleja maquinaria económica-militar-científica de muerte con válvulas de escape para la crisis capitalista internacional en esa región del planeta.[4]

Ahora bien, no poca gente piensa y dice: “ojalá que encuentren rápido la cura para el ébola” o al menos su paliativo.[5] Pero la cura o la medicina es igual o peor que la enfermedad, como bien dice el refrán. Porque, desde que existe, la medicina es un dispositivo del Capital-Estado para controlar “biopolíticamente” a la población trabajadora, para mantener una “saludable” esclava asalariada colectiva y clase dominada. La particularidad y gravedad de este dispositivo de poder reside en que mediante él se puede decidir sobre la muerte y por tanto sobre la vida.[6] Al igual que el trabajo, la medicina es una tortura, otro tipo de tortura. Aparte de ser un negocio, la ciencia médica o de la salud es la administración capitalista-estatal de la muerte a plazos; en este caso muy concreto, de la muerte a plazos del proletariado excedentario atacado por el ébola en África Occidental. Esto es lo que, en última instancia, explica la espectacular intervención "humanitaria" -y por poco "heroica"- de todo ese aparato médico y farmacológico internacional en dicho territorio. 

Si todo lo anterior suena escalofriante, maquiavélico, despiadado, inhumano... es porque lo es. Mas no se trata de ninguna “conspiración” por parte de “poderosas y perversas élites secretas”. No, en lo absoluto, que quede claro. Así mismo es o así mismo funciona el capitalismo, nuestro enemigo mortal: un sistema gobernado por el fetiche-capital (no por la humanidad) y sostenido por su violencia estructural, un sistema inhumano, asesino, no sólo porque sólo le interesa lucrar u obtener ganancia y no satisfacer las necesidades humanas, sino porque para alcanzar tal fin no duda en matar “a sangre fría” y de múltiples formas a todo lo que no produzca o genere valor. El Capital -y su Estado- es el mayor genocida (y ecocida) que ha existido en la historia. Lo realmente catastrófico y terrorífico no es que el ébola se propague, contagie y mate más y más gente, sino este sistema fetichista y de muerte que es el capitalismo.

De allí que lo interesante y destacable de las protestas de agosto en Liberia, no es que se dieron sólo debido a los cientos de cadáveres dejados en las calles y a la cuarentena impuesta por el Estado, esto es debido a la “mala gestión” del ébola, como salieron a decir los políticos, los médicos y los periodistas al respecto; no, sino que fueron protestas tanto contra la enfermedad como contra la medicina, contra la catástrofe y la muerte, contra la mercancía (saqueos) y contra la policía (enfrentamientos); en fin, contra este sistema, aunque “no sepan que lo están haciendo”. Porque –insistimos- este sistema funciona así: es un sistema catastrófico y de muerte por naturaleza, depredador, antropófago. Lxs proletarixs en Liberia lucharon contra todo esto en defensa de su vida, aunque haya sido por instinto de supervivencia y no se hayan asumido como clase. Por más esporádicas y fugaces que hayan sido, estas protestas poseen un contenido universal: las necesidades humanas (en primer lugar la de vivir) contra las necesidades de la dictadura democrática de la economía (de la ganancia, el dinero, la mercancía, el valor). La Humanidad proletarizada contra el Capital... Y no es un hecho menor que estxs proletarixs que protestaron por sus vidas sean negrxs, ya que históricamente África es un continente de conquista, colonialismo y “apartheid” capitalistas, y, por tanto, de lucha de clases bajo una forma racial (como en Ferguson-EE.UU.)

Para nosotros, proletarios revolucionarios, es de esperar que esta crónica situación sea una chispa o un detonador para una lucha proletaria cada vez más generalizada y más radical en esa histórica región del sistema-mundo capitalista. Y, en un continente tan “extremo” y convulsionado como lo es África, sino es ésta otra situación lo será (acaso nuevas huelgas de mineros en Sudáfrica, nuevas luchas contra la industria petrolera en Nigeria, etc.). Sabemos, sin embargo, que aquello no será inmediato y que la burguesía mundial y regional ya ha tomado medidas de facto para evitarlo: las constantes guerras intestinas en ese continente (entre fracciones de los ejércitos, guerras étnicas y tribales, etc.), así como la instalación de una nueva base militar del Pentágono en Liberia.

En todo caso, tres cosas quedan claras: la situación mundial actual es totalmente desastrosa, estamos en guerra, y para suprimir estas artificiales pestes mortales –sus causas y sus efectos- habrá que suprimir o abolir mundialmente y para siempre el sistema capitalista mediante la revolución proletaria. Y ésta última sólo será posible si es que lxs proletarixs de todas partes, colores, sexos y edades luchamos de manera radical, autónoma, organizada, unitaria y conciente por nuestras necesidades humanas y por destruir lo que nos destruye: el catastrófico mundo del Capital. Será esto ó perecer como especie y como planeta.

Proletarios Revolucionarios

Quito, Octubre 2014

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“Podemos mencionar al menos cuatro factores que han facilitado la aparición y diseminación de infecciones virales cada vez más peligrosas, en los últimos 50 años:
    - El desarrollo de la industria pecuaria.
    - La fabricación de armas biológicas con fines militares.
    - La expansión de la industria farmacéutica y de biotecnologías.
    - El empeoramiento de las condiciones de vida de las poblaciones explotadas, hacinadas y estresadas en enormes ciudades.
   Estos son hechos reconocidos por todo el mundo, y se dan dentro de un marco general que podemos describir como el gran caos capitalista.
Este es un sistema al que es inútil tratar de atribuirle alguna coherencia, porque no la tiene, excepto por la coherencia con que busca perpetuarse a costa de la vida en este planeta. Limitémonos por ahora a describir las fuerzas motrices que lo mantienen funcionando: la preservación de la propiedad privada, la extracción de valor del trabajo vivo, el incremento ilimitado del lucro mediante la producción y compraventa de mercancías. Todo lo demás en este mundo existe o deja de existir en función de estas realidades básicas, que dan forma a lo que llamamos “capitalismo”. [...]
“Esta es la realidad. Suprimir las condiciones que facilitan el desarrollo de peligrosas epidemias pasa por suprimir la industria capitalista así como sus resguardos políticos y militares.
Es más: si de verdad quisiéramos eliminar el riesgo de pestes letales como la supuesta gripe porcina [o el ébola], tendríamos que suprimir las investigaciones militares sobre bacterias y virus, y por lo tanto una muy lucrativa rama de la industria bélica. Además tendríamos que desmantelar la industria farmacológica que produce medicamentos y los inocula prácticamente a la fuerza, para aumentar sus ganancias. Por último, sería necesario transformar el modo en que las sociedades producen e intercambian los bienes y servicios, ya que el modo actual de producirlos conlleva inevitablemente la concentración de millones de personas en estructuras urbanas caóticas e insalubres, en condiciones que debilitan al organismo humano haciéndolo cada vez más dependiente de fármacos que a la larga lo debilitan aún más.” [...]
“...No tiene sentido hablar de una conspiración, si por ello entendemos un plan diseñado con minuciosidad y ejecutado con precisión en cada detalle, por unos monstruos enceguecidos por la sed de poder. [...]
La única conspiración que debe importarnos es la conspiración de la que casi todo el mundo se ha hecho cómplice, y que pretende que el modo de producción capitalista, este modo de producir nuestra vida por intermedio de empresas y del Estado, es insuperable y eterno.
El modo de producción capitalista es el sacrificio de miles de millones de vidas, en favor del crecimiento imparable de cifras abstractas almacenadas en sistemas informáticos, cifras que a fin de cuentas expresan el poder de un puñado de sicópatas sobre el mundo entero.
Ese poder se derrumbaría en un abrir y cerrar de ojos si dejáramos de sustentarlo con nuestra pasividad y conformismo de cada día.
Puede que en verdad la pandemia de gripe [y de ébola] sea una operación mediática para atemorizarnos.
Puede ser también que secretamente hayan inoculado un virus para enriquecerse una vez más a costa de nuestro sufrimiento, nuestro miedo y nuestra muerte.
Puede que todo haya sido un accidente imprevisto y que ahora los poderosos estén tratando de lucrar de él de la mejor forma posible, como hacen siempre.
Sea lo que sea, ir por ahí aventurando hipótesis conspirativas es quedar reducido a una simple antena repetidora de la confusión generalizada. [...]
El capitalismo no es una conspiración orquestada por Donald Rumsfeld y sus amigotes, es un tipo de relación social que rige en el mundo entero, y en la que todos y cada uno de nosotros toma parte. Es esa relación social en que tratamos nuestra propia actividad humana, nuestra capacidad de crear y producir, nuestra sociabilidad, nuestra fuerza de trabajo, como si fuera una mercancía más que se compra y se vende en el mercado. Si millones de personas se negaran a seguir reproduciendo esa relación social, si se negaran a vender su fuerza de trabajo por dinero, ese sería el principio del fin del sistema tecno-industrial, militar y político que nos oprime.” [...]
“...Lo que define al capitalismo no son sus excesos, sino la aplastante normalidad de su funcionamiento cotidiano.
La enajenación del individuo bajo el capitalismo alcanza su punto culminante cuando éste reacciona atemorizado ante una pandemia de gripe [o de ébola], o indignado ante la posibilidad de que sea una farsa, después de haber tolerado tranquilamente las miserables condiciones de vida que en primer lugar hicieron posible la pandemia o su simulación engañosa.
El capitalismo no es peor hoy día de lo que era hace un mes, antes de que se hablara de la peste. Es sólo que hoy día está más completo. Y lo estará más aún en el futuro, cuando la acumulación de absurdas catástrofes y confusiones nos haga sentir que realmente estamos en el infierno.
Pero si el capitalismo sólo se está aproximando a su realización más plena, ¿cómo es que seguimos siendo indiferentes a la guerra librada durante generaciones contra el capitalismo?
En 1918, cuando la pandemia de gripe mató a unas 60 millones de personas, en muchos poblados los únicos que se salvaron de la enfermedad fueron los que se negaron a ser vacunados.
Por la misma época, en todo el mundo: de Petrogrado a la Patagonia, de Canadá a la India, de China a Italia, de Argentina a Alemania, millones de explotados se movilizaron espontáneamente para acabar con este orden social que los humillaba y asesinaba, igual que a nosotros hoy día. La huelga general, la insurrección, el sabotaje, la propaganda escrita y verbal, la organización y la acción directa fueron algunas de sus armas, y siguen siendo las armas contra este sistema de muerte, hoy tanto como ayer.” (Extractos de Ya es hora de que esto termine. Comunización. 2009.)



[1] Una pandemia es la afectación de una enfermedad infecciosa de los humanos a lo largo de un área geográficamente extensa, que puede abarcar inclusive varios países y hasta varios continentes. Peste o plaga son sus sinónimos. El ébola está catalogado dentro de las 10 pandemias más letales en la historia de la humanidad.
[2] Sobre el SIDA, es muy recomendable la lectura de los artículos “¡El SIDA, puro producto de la Ciencia!” y “¿Los orígenes del SIDA en 1959? ¡La ciencia se retracta discretamente!” en Comunismo N° 33 (julio 1993) y N° 39 (noviembre 1996), respectivamente. Y sobre la llamada gripe “porcina”, el artículo de Comunización del año 2009 titulado Ya es hora de que esto termine. Sobre la pandemia de gripe anunciada en los medios de desinformación.
[3] Aquí hay que señalar que el ébola no es para nada una enfermedad reciente, sino que brotó en los 60s y luego reapareció en los 80s y 90s. De modo que no es “accidental” que se haya reactivado, expandido y mantenido tanto hoy en día, sino que es ni más ni menos que para matar proletarios sobrantes y así contrarrestar la crisis de valorización generalizada en África.
[4] Véase: “Algunas cosillas sobre el ébola”; “El ébola, negocio del Pentágono”; “Ébola: lucha de clases en el corazón de las tinieblas”; “Ébola o la quiebra moral del capitalismo”. 
[5] Así los medios de desinformación digan lo contrario, la cura para el ébola –y para otras enfermedades mortales- ya existe, pero se la oculta o se la administra por dosis en forma de paliativos, porque de lo que se trata es de administrar científica y rentablemente la muerte o el sacrificio de miles de proletarixs en aras del dios-capital.
[6] Por esta razón los médicos son los profesionales acaso más cotizados y bien pagados en el mercado laboral capitalista, así como también son los más detestablemente arrogantes y deshumanizados. No son “asesinos” propiamente dichos, pero a veces sí son “matasanos”: son unos torturadores científicos, anti-bióticos (anti-vida) personificados y tecnoburocratizados.

22 de octubre de 2014

Nuevas Publicaciones Revolucionarias Internacionales

Recibimos, publicamos y alentamos su lectura, discusión y difusión:

Ya salió LA OVEJA NEGRA nro.21 [Rosario, Argentina]

En este número:
Reflexiones desde el barrio, a poquitas cuadras de donde una turba de ciudadanos asesinó a David Moreira en marzo de este año.
La conquista de América y el desarrollo del mercado mundial. hacer memoria, nos recuerda que «el capital viene al mundo chorreando sangre y lodo por todos los poros, desde los pies a la cabeza».
¿Pueblos originarios? Creen los especialistas que es mejor que llamarles salvajes, indios, aborígenes, indígenas, etc. aunque no cambie en nada la situación en que viven, aunque el genocidio siga existiendo.
Memoria: A 80 años de la insurrección en Asturias. La comuna de Asturias fue breve pero su experiencia es importantísima para nuestra clase y su lucha.

Podés... leerlo on-line, y descargarlo desde aquí. Para leer, reflexionar, compartir, copiar y difundir.

Sitio web del boletín, para leer este y los número anteriores:
boletinlaovejanegra.blogspot.com

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Ya está disponible el segundo número de la revista Racaille. Se puede descargar aquí:

Sumario de este número:

-Editorial
-El 22m. Las procesiones y la autodefensa
-Bienvenido Mister Noske
-2012: Claves para una tragedia minera
-¿Arde el Reichstag?
-Indigestión tricolor o leyenda ni siquiera negra
de la segunda república
-Recomendamos
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Anarquía Y Comunismo N° 2 [$hile] 

   

Contenido:

- Anarquía y Comunismo: No es lo mismo, pero es igual
- El Antiterrorismo Espectacular
(Malatesta: “Pensamiento y Acción”, los atentados.
Chanchologia: Sentencia a Víctor Montoya)
- Por un Septiembre Negro/Rojo: Internacionalismo   


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ENTREVISTA A CUADERNOS DE NEGACIÓN [Argentina]

Esta entrevista fue realizada por dos miembros del Colectivo Asymétrie [de Francia]. De viaje por sudamérica los compañeros vieron la oportunidad de contactarnos, visitarnos y realizar esta entrevista que pronto será publicada en francés, inglés y alemán por Editions de l’Asymétrie.

Contenido:

▪ ¿Cómo podrían definir el origen y los objetivos de su grupo?
▪ ¿Podrían hacer un resumen de las sucesivas publicaciones que han realizado?
▪ ¿Cuáles son las siguientes publicaciones de su grupo? ¿Qué aspectos teóricos están desarrollando actualmente?
▪ ¿Pueden explicar el período de luchas de 2001 y el proceso histórico que llevo allí? ¿Qué pasó luego de 2001 y qué relación tiene con lo que está sucediendo hoy en Argentina?
▪ ¿Qué nos pueden decir acerca del peronismo y su importancia en la política argentina y la historia del movimiento obrero en la región?


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Septiembre 2014

15 de octubre de 2014

[México] Terrorismo del Capital-Estado, Protestas y Pronunciamientos del Proletariado

Recibimos, publicamos y solidarizamos... con rabia de clase e internacionalismo:

Cárcel y metralla al proletariado: el terrorismo del Estado es 
la dictadura democrática del Capital

 

Recientemente desde la tribuna del gobierno en turno, se ha anunciado la construcción de un nuevo aeropuerto en la zona de Texcoco, se han autorizado también la explotación de nuevas minas y la construcción de refinerías y bases de extracción de petróleo.

Todos los proyectos y reformas puestos en marcha, son sin lugar a dudas necesarios para el progreso de la economía nacional.  ¡Claro!  Pero ¿acaso el progreso y fortalecimiento de la economía nacional es algo que beneficie a la clase que a diario acude a vender su fuerza de trabajo  a las empresas por un miserable sueldo que no alcanza para llegar a fin de mes? ¿La economía nacional beneficia a quienes se matan en el campo bajo el sol? ¡NO! Por el contrario, porque ese progreso, esa consolidación de aquello que “generará nuevas fuentes de empleo y atraerá la inversión nacional y extranjera”  es sólo la realización de los proyectos que sirven para amasar la fortuna de una minoría a costa de la explotación de millones. ¿Pero acaso el origen de toda esta podredumbre reside en los malos gobiernos neoliberales?  ¡No! Toda la explotación y miseria a diario padecida es producto del capitalismo.

Y el capitalismo, para continuar vigente, necesita recurrir a todas esas medidas, que día a día presenciamos cómo propician un aumento de la explotación, de la pauperización, de desalojos, de precariedad y conllevan a engrosar un ejército de desocupados que ni siquiera tienen lugar donde vender su fuerza de trabajo.

Ante toda la miseria, el proletariado en México lo mismo que el resto del mundo, con sus limitaciones y errores, en diversas latitudes de la región nunca ha dejado de encarar y combatir contra la opulencia de los bastardos que ostentan el poder económico y político.

Por esa razón, la burguesía a través de siglos y décadas no ha dudado en reforzar sus órganos represivos de contención que sirven para erradicar a todos aquellos que se oponen y representan un estorbo para la continuidad de sus privilegios.

En las épocas de la conquista, la colonia y el porfirismo se perpetraron masacres para sofocar las rebeliones de los indígenas. Los maderistas, huertistas, carrancistas, vazquistas, villistas y obregonistas como fuerzas burguesas de la contrarrevolución se dedicaron a erradicar a los núcleos verdaderamente revolucionarios  que giraban en torno al PLM y a Zapata. El Estado surgido de la revolución derrotada, que hasta el presente año 2014 continúa existiendo como gestor del Capital en esta región del continente, no ha dudado por un sólo momento en mantener la misma línea de represión y masacre contra el proletariado.

Durante la década de los 60s y 70s lo hizo en la sierra de Guerrero  aplastando las rebeliones campesinas, y también en la capital exterminando y torturando estudiantes. Lo hizo en Aguas Blancas en 1995 y en Acteal en 1997. Lo hizo en Atenco y Oaxaca en 2006. En Puebla durante el mes julio del año en curso, durante un bloqueo a la autopista realizado por proletarios que se manifestaban contra el gobierno local, la policía asesinó a un niño mediante un disparo de bala de goma que le asestó en la cabeza [1].

Desde hace tres años, de manera constante, también los compañeros anarquistas han sido acreedores de todo tipo de campañas calumniadoras y de represión por parte del Estado. Lo cual ha conllevado al encarcelamiento y amenazas hacia muchos de sus militantes, como es el caso de Abraham Cortés, Fernando Bárcenas, Mario González y Carlos López que hoy en día continúan en una huelga de hambre para reafirmar su convicción de lucha.

La reciente desaparición y asesinato perpetrado contra los estudiantes normalistas en Ayotzinapa, llevada a cabo por la alianza entre el gobierno y sus colaboradores burgueses de la mafia del narcotráfico,  es el punto culminante que ahora más que nunca demuestra la necesidad que tenemos de vengarlos y extender la lucha para derrocar al Estado y al Capital.

Toda la represión, encarcelamiento, torturas, asesinatos y desapariciones de militantes proletarios revolucionarios y luchadores de diversas tendencias políticas opositoras, que el burgués Estado mexicano ha desatado contra los rijosos y los vándalos, no se deben a violaciones a la constitución, ni a la corrupción del gobierno, ni al entreguismo a los yanquis. Se deben a medidas necesarias que el Capital necesita para imponer mediante el terror cercos de aislamiento que imposibiliten y debiliten las futuras luchas en su contra.

El Estado es el órgano represor sirviente al Capital.  No tiene caso para el proletariado recurrir a campañas victimistas y conciliadoras que busquen justicia en los tribunales de la burocracia, no hay nada que creer a los políticos de cualquier partido o color, ni hay absolutamente nada que reclamar ni exigir a nuestros enemigos.

La respuesta de las “campañas anti-terroristas” que el Estado emprende a través de más militarización y vigilancia, son la respuesta ante el temor amenazante que pueden generar nuestras luchas una vez que se hayan dotado de autonomía y contundencia revolucionaria, una vez que los corrales del ciudadanismo como son las urnas electorales, los partidos políticos, los sindicatos, los frentes populares, los payasos populistas  y las ONG, no convenzan más al proletariado de encuadrarse en esos métodos estériles que nunca han conseguido ni conseguirán nada.

Las campañas que desde la tribuna del Estado nos llaman a sacrificarnos por el bien de la economía, a apretarnos el cinturón y a trabajar más en pos de una superación ficticia que nunca llega, no están en contraposición alguna a las campañas civilistas que nos incitan a manifestarnos correctamente dentro del marco legal y promueven denunciar a los malos manifestantes que sólo son vándalos e infiltrados. Toda esa propaganda sólo contribuye a reforzar nuestro aislamiento e impedir que nuestra solidaridad de clase se consolide, para dar golpes más certeros que nos abran el camino a un cambio radical de nuestras condiciones de vida. 

¡Por la autonomía de clase y la ruptura!
¡Solidaridad con los camaradas en lucha reprimidos, encarcelados y perseguidos por el Estado!
¡Ninguna alianza ni solidaridad con quienes nos explotan a diario!
¡Contra la patria, contra el progreso, contra la democracia, contra los partidos políticos, contra los sindicatos!
¡Contra el capitalismo, sus defensores y sus falsos críticos!
¡Por el comunismo!

Núcleo de Agitación Revolucionaria Comunista
México D.F., Octubre 2014



[1] De hecho, ese mismo gobierno en la región, ha legislado recientemente la aprobación de uso abierto de armas de fuego por parte de la policía en las futuras manifestaciones, casualmente, en una región que ha tenido poco a poco presencia de focos de oposición y protesta en contra de las empresas mineras y petroleras que a raíz de las reformas promulgadas este año,  han llegado a instalarse y vienen a devastar el medio ambiente y llevarán a cabo el desalojo de cientos de familias de sus casas.
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Masacre en Iguala, Guerrero. Contra el terrorismo del estado-capital. 
Agudizar y generalizar la Lucha Autónoma de nuestra clase


La brutal masacre de los estudiantes normalistas en el estado de Guerrero no es ninguna casualidad, para nada un caso aislado, es una manifestación particularmente atroz del terrorismo generalizado que el estado-capital despliega sistemáticamente contra nuestra clase. 

La violencia cotidiana del sistema capitalista, la “pobreza”, el hambre, la depresión,  el trabajo, la lucha de todos contra todos, la desconfianza, el tedio, la incertidumbre de un mundo que no nos ofrece nada, donde somos reducidos a mercancías desechables, se sostiene a sangre y fuego, con el terror, con el miedo cotidiano que impone el estado con sus ejércitos y policías, su derecho, sus leyes, jueces, tribunales, y cárceles, para quienes atenten contra el mundo de la propiedad privada y la libre circulación de mercancías, y en particular para quienes desde distintos grados de conciencia asuman la lucha contra este mundo que ya no tiene nada que ofrecernos sino más miseria. Insertas en esta dinámica de violencia sistemática del estado-capital están estas muestras de brutalidad, como la masacre de Iguala, a las que sumamos Acteal, Aguas Blancas, el Charco, pero también Pasta de Conchos, en todas observamos el despliegue en formas particulares de terror que  mas allá de “señalar responsabilidades” a tal sector o “nivel de gobierno”(municipal, estatal, federal), a tal sector de la burguesía(legal o ilegal, banqueros, “empresarios”, narcos, etc.), nos demuestran que esta violencia solo proviene de un lugar y que es encausada con un único fin, preservar el mundo de la propiedad privada y la producción de mercancías, el mundo del dinero, de la ganancia, a costa del sacrificio y la ofrenda de miles de vidas de proletarios (estudiantes, campesinos, obreros, “profesionales” y todas las comunidades que nos asigna el capital). No les asesinaron por ser “estudiantes”, les torturaron y les arrancaron la vida por ser como tú y como nosotros. Es una muestra de que no nos pertenecemos, de que nuestras vidas queramos o no, están sujetas a las necesidades de los amos en turno, ellos deciden  cuando nacemos, como vivimos y cuando morimos.

Los medios de comunicación del poder harán todo lo posible por confundirnos, desde las estupideces que balbucean en los noticieros televisivos, hasta los “sesudos análisis” provenientes de la intelectualidad de izquierda del capital, todos coinciden en presentar estos hechos como un suceso aislado inconexo a la cotidianidad de nuestras vidas, los mas imbéciles justificaran los hechos, otros mas, nos hablaran de las “problemáticas de las Escuelas Normales”, de “la defensa de la educación pública”, “de la crisis de las instituciones” o del “estado fallido”, otros dirán que fue el narcotráfico, coludido con alguna instancia, secretaria o funcionario en particular, pero todos actúan bajo consenso para controlar el descontento, de no permitir que liguemos este conflicto a nuestros espacios, que lo abracemos como nuestro y que en nuestros espacios y tiempos y con nuestros medios generalicemos y agudicemos la guerra de clases, donde está claro que el estado-capital tiene carta abierta para violar, secuestrar y matar, ante la sumisión y el terror palpable entre nuestra clase, donde priva el miedo, desesperanza o la indiferencia entre los proletarios. Nuestro miedo al dolor y a la muerte está justificado por siglos y siglos de dominación y de terror, nuestra sumisión ante esa situación, no lo está.

Más allá del espectáculo del morbo, de las politiquerías y consignas izquierdistas que reclaman justicia a los mismos que les dieron muerte, más allá de que conmueva el hecho de saber e imaginar posibles escenarios de la muerte de los estudiantes, lo que debemos resaltar de este particular episodio, es que la lucha contra las condiciones miserables en las que vivimos necesita y exige la generalización de la guerra de clases en todos nuestros espacios, afirmando la perspectiva autónoma. Esto en contraposición a los llamados de la izquierda y la extrema izquierda del capital, de todos los profesionales de la política, de la organización y hasta de las armas, que hacen todo lo posible por conducir la lucha de nuestra clase y colocarse como representantes y delegados, reconociendo como interlocutor al estado-capital.

Los partidos, “sindicatos democráticos”, organizaciones de izquierda, organizaciones no gubernamentales, de derechos humanos, intelectuales, guerrilleristas,  prestan sus servicios para conducir el conflicto por canales preestablecidos, desde las comunidades ficticias que nos asigna el capital, como ciudadanos, la separación en campesinos, indígenas o estudiantes, y a cada cual le correspondería exigirle al estado “la garantía de sus derechos”, o los mas “radicales” llamaran a construir uno nuevo, popular, democrático o “socialista”, por su puesto, con su dirigencia experta, especialistas en las armas y en “revoluciones”. Nada de esto nos corresponde como clase, la lucha por la elevación de nuestras condiciones de vida, aquí y ahora, pasa necesariamente por la confrontación a todas las estructuras del estado y el capital, por la auto-organización de nuestras luchas y la generación de nuestros propias estructuras en contra y por fuera del estado, sin reconocerlo como interlocutor válido y pasando a la ofensiva con perspectivas de generalización del conflicto en el tiempo y en el espacio. La violencia es algo que nos compete a todos como clase, que va desde la espontaneidad hasta la organización y su ejercicio consciente, en relación dialéctica, no es algo que sea exclusivo de “activistas sociales”, “anarquistas”, “marxistas”, “guerrilleristas”, es algo que te compete a ti y a mí como clase, contra quienes mantienen y defienden esta sociedad de explotación. Reformar lo podrido es imposible, exigir justicia o castigo a los mismos asesinos del proletariado es un absurdo, reivindicar derechos  concedidos también por el propio sistema es reforzar nuestras cadenas, es reconocerles como espina dorsal de nuestras vidas.

Ante esto nuestra apuesta es por la propaganda y la agitación por todos los medios que tengamos a nuestro alcance, palabra, papel, acciones callejeras, todo lo que pueda favorecer cualitativa y cuantitativamente a la auto-organización de nuestra clase. No son los “anarquistas”, los “marxistas”, o toda la gama de grupúsculos de izquierda, quienes destruirán el capitalismo con sus “geniales ideas”, será el proletariado constituido tal, como clase definida en la práctica, como negación practica de la totalidad del capital. De la guerra imperialista, las cárceles, la violencia en las calles, a la esclavitud asalariada, todo es una mismo ataque del estado-capital y debe ser correspondida con nuestra organización como clase, la reivindicación de los compas masacrados en el estado de Guerrero, va en este sentido, no son muertos del “sector estudiantil”, de alguna organización particular, son muertos de nuestra clase y como tales tienen que ser vengados. En la lucha por la vida no hay vuelta atrás, o se vive o se muere, y depende de nosotros hacer valer nuestra muerte y nuestra vida.

¡Presentación con vida de los desaparecidos!
¡Presos de la lucha de clases: Libertad!
¡Contra el terrorismo generalizado del estado-capital!
¡Agudizar y generalizar la lucha autónoma del proletariado!
¡Por la apropiación de la vida humana!
¡Por el Comunismo y la Anarquía!

Anónimo
México D.F., Octubre 2014
 (extraído de Antagonismo.net)
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Solidaridad con los compañeros de México


La pasada semana, un grupo de 43 estudiantes normalistas (algo así como estudiantes de magisterio para escuelas rurales) eran desaparecidos tras cortar una carretera en Ayotzinapa en el estado de Guerrero, tras ser interceptados por la Policía Municipal y un comando de sicarios de narcos locales. Horas después aparecían 17 de ellos en una fosa común en la que fueron arrojados tras ser ejecutados por las fuerzas del orden oficiales y extraoficiales.

Los medios de desinformación españoles apenas han tratado la noticia y los que lo han hecho ha sido lanzando el mensaje de que todo fue “cosas de narcos”, pero la realidad es bien distinta. 

Aparte de el hecho de que participara la Policía Municipal (en un estado gobernado por el izquierdista PRD), los sicarios de los narcos no son sino una suerte de policía privada al servicio de empresarios de la droga concretos, a diferencia de la policía estatal, que esta sí, está al servicio de todos los empresarios. 

El asesinato de los compañeros no ha sido un asunto aislado, forma parte de la represión que el Estado Mexicano viene ejerciendo sistemáticamente contra todos los que se alzan contra el capitalismo, ya sea mediante la policía estatal o mediante fuerzas paramilitares. 

Este suceso ha desatado una reacción que ha sacado ha miles de personas a la calle en todo México, mientras la lucha en el estado de Guerrero se agudiza.

Desde aquí llamamos a solidarizarnos de la forma que sea posible con los compañeros, ya que la lucha que llevan a cabo es nuestra lucha, la lucha contra un mismo enemigo, el mismo en México, en España, en Turquía, en Brasil o en cualquier parte del planeta. Un mismo enemigo que nos roba la vida y no duda en reprimir duramente si se da la necesidad, como en el caso de Ayotzinapa, los 14 muertos en Turquía a manos de la policia esta misma semana, las represión brutal en Brasil a manos de otro partido izquierdista, el Partido de los Trabajadores de Lula y Dilma, o las leyes que están imponiendo en España ante lo que se ve venir.

No es hora de victimismos ni llantos, debemos comenzar a organizarnos seriamente ante la represión que viene, que sin duda se agudizará en todas partes, al igual que la lucha. 

La lucha en esas zonas es nuestra lucha, y sus muertos los nuestros. 

Mandamos desde aquí un saludo y nuestra solidaridad a los compañeros de México.
 
EN TODAS PARTES EL ENEMIGO ES EL MISMO: EL SISTEMA CAPITALISTA 

Asturies, octubre de 2014

revistaracaille@gmail.com
Revista Racaille (Chusma)


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